Cuando vi este muñeco me dio un poco de miedo. Estaba sucísimo, y parecía un auténtico recién nacido.
No estaba acostumbrada a esos rostros tan reales, sino a la dulzura de los nenucos, por eso me propuse aportar algo de dulzura a esa carita.
Después de un buen baño, pensé que la ropita que mejor le sentaría sería la de un bebé recién nacido, y qué mejor que el típico faldón.
Os enseño cómo ha cambiado el pequeño:
Algunas otras imágenes para que lo veais de cuerpo entero:
Un saludo a quienes seguís este pasatiempo mío!
Hasta otra!
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